La importancia del agua como base para el sostenimiento de las sociedades rurales y los esfuerzos para aprovecharla como recurso, día a día, allí donde se encuentre, quedan esculpidos en este humilde “valle verde” que recorre el sendero.
Llamativos pozos, faraónicas presas e ingeniosos molinos salpican este itinerario como perpetuos indicios de otros tiempos.
Desde el pueblo, situado en una meseta
sobre el cauce del río Tajo, el sendero desciende paulatinamente por una frondosa depresión que se abre hacia el Tajo, regresando por el mismo trazado.
Durante toda la ruta el caminante va a encontrar restos de la relación de todo un pueblo con el agua, indicios de lo que hizo que el valle se llenara de vida y algarabía y en resumen, los ingredientes para disfrutar de una experiencia inolvidable.